La vivienda, original de los años 90 y con una superficie de 110 metros cuadrados, se ha rediseñado y acondicionado a modo de apartamento turístico, potenciando la versatilidad y calidad de los acabados, tanto de la distribución como de todos los elementos, para que el huésped pueda sentirse como en su propia casa.
Los diferentes ambientes han sido diseñados para potenciar su comunicación visual, de modo que el espacio fluya sin interrupciones, fomentando así una sensación de amplitud y conectividad en toda la vivienda.
En la zona de noche se mantuvo la estructura de dormitorios original, integrando uno de los dos baños existentes a modo de suite junto con el dormitorio principal. Por su parte, la zona de día se abrió por completo para generar un espacio continuo entre el salón y el comedor.
“Aunque hemos optado por conectar el salón y el comedor, ambas estancias también pueden independizarse gracias a un sistema de puertas, que una vez cerradas, se integran con el revestimiento de las paredes, pareciendo formar parte de las mismas. La cocina se convierte en un espacio independiente, si así se desea. Otra puerta corredera permite separar las habitaciones de la zona de día, en caso de que se desee una mayor privacidad. Gracias a esta flexibilidad de diseño, es posible satisfacer las necesidades de toda clase de huéspedes”, explica Paco Galiñanes. Por ejemplo, en uno de los baños se ha conservado la bañera, por su idoneidad en caso de que los huéspedes cuenten con niños pequeños.
La fluidez de los espacios del apartamento Solmara se enfatiza por la continuidad de la madera que envuelve los espacios y recorre las diferentes estancias. El empleo de la misma en puertas, revestimientos, muebles y pavimento, agrega un toque de elegancia y calidez a cada rincón del apartamento.
Como es habitual en los proyectos de arquitectura e interiorismo de Paco Galiñanes, todo el mobiliario integrado ha sido diseñado por el estudio, incluyendo baños y cocina. Se ha prestado la máxima atención a los detalles, desde el mobiliario hasta los herrajes de las puertas.
De igual modo, el proyecto de iluminación se ha diseñado para ofrecer varias escenas a cada espacio, con una iluminación general y otra decorativa compuesta por lámparas de pie, lámparas de sobremesa y pequeños apliques en los cabeceros de las camas.
“Desde el punto de vista técnico, la climatización supuso el mayor reto de la obra, ya que fue necesario reformular toda la instalación de fontanería y electricidad, adaptando la propuesta a una construcción de más de 35 años de antigüedad. Debido a esto, optamos por una climatización eficiente que permitiera calentar y enfriar. El trazado de las conducciones se resolvió de tal forma que no afectara a la altura libre de las estancias, rebajándose únicamente en las zonas de circulación. De este modo, se consiguió implementar todo el sistema sin tener que reducir el espacio”, relata el arquitecto.
Paco Galiñanes Estudio se ha encargado de la dirección de obra, del proceso de construcción y de la coordinación de todos los oficios implicados en la renovación del apartamento Solmara, que ya está en uso como residencia turística.