La relajación de las restricciones llega justo cuando empieza a apretar el calor y antes de que las maniobras para sobrellevar los 40 grados a la sombra ocupen toda nuestra capacidad creativa, creemos que es hora de hacer balance de estos meses extraordinarios que hemos vivido y pararnos a reflexionar.
Hemos hecho un ejercicio de introspección y esto es lo que cada una nos llevamos del confinamiento en forma de aprendizaje:
Celia: “La comunicación que ha funcionado es la que se ha basado en la empatía”
Obviando toda la parte terrorífica que ha tenido (y sigue teniendo) esta pandemia, ha sido interesante comprobar la resiliencia de las personas y de las empresas. En el ámbito de la comunicación, creo que ha quedado demostrado que las estrategias que mejor han funcionado han sido las que se han construido desde la empatía. Empatía con una sociedad en shock tanto por el miedo a sufrir una enfermedad con alta letalidad y capacidad de contagio y por la crisis económica que deriva de ella.
En momentos como éste, lo más importante en la comunicación de las empresas es, por un lado, mantener informada a su comunidad de todo lo que les pueda afectar (tanto a empleados como a clientes y proveedores) y, por otro, poner sus canales de comunicación a disposición de la sociedad. ¿Cómo? Usándolos para ayudar a las personas difundiendo iniciativas útiles y solidarias, sirviendo de espacio para que los miembros de su comunidad contacten y se ayuden o dando espacio a información oficial y relevante, por ejemplo. En definitiva, pensar en qué necesita su público en ese momento y ofrecérselo.
A nivel más general, me llevo de esta crisis la capacidad de adaptación de la gente y la explosión de creatividad que hemos visto en redes sociales, por ejemplo. Ya a título personal, el confinamiento me ha dado la oportunidad de leer un poco más (muy poco) y de disfrutar de algunos ensayos. Leed ensayos. Gente que se interesa por un tema, lo estudia, lo compendia, lo estructura y lo ofrece en un formato asequible y en un lenguaje inteligible para que tú puedas aprender y convertirte en una persona más plena e interesante. A esa gente hay que quererla.
Nuria: “Una vez en la piscina, mejor nadar”
Si la empatía ha sido el relato de los momentos más duros de esta crisis, la creatividad, el saber hacer y la visión de futuro lo serán en los próximos meses. Y sin comunicación, no hay relato. Sin palabras e imágenes que ilustren esa historia, no hay relato. Sólo hay silencio. Y el silencio ni llega, ni conecta, ni emociona. Y eso en tiempos de crisis es un error.
Quienes nos dedicamos a la comunicación, hemos visto estas semanas muchos mensajes que han transmitido valor humano, que han acariciado nuestra alma. Eso era lo que necesitaba la sociedad. Porque, como describe Albert Camus en “La peste”, incluso quienes no sufrían la enfermedad “la llevan en el corazón”.
Pero, al mismo tiempo, hemos visto desaparecer la publicidad de los medios de comunicación. Revistas que se reducían a la mínima expresión en cuanto a páginas y medios digitales que recibían más visitas que nunca pero que perdían anunciantes a manos llenas. Toda una paradoja.
Los números no mienten y es cierto que son muchas las empresas que se enfrentan a tiempos inciertos. Y recortan donde no deberían hacerlo: en comunicación. Pero dejar tu relato al azar es un error. Porque el azar no tiene miramientos con nadie. Hacer el caracol, esconderse en la madriguera hasta que todo pase nunca puede ser la solución. Una vez en la piscina, mejor nadar.
Frases como “ahora valoramos más lo que tenemos”, “saldremos mejor de esta crisis”, “seremos mejor personas” son, según el antropaleontólogo Juan Luis Arsuaga, “pensamiento mágico”.
Y la magia es maravillosa en la literatura (como sabe cualquier admirador de José Saramago, Gabriel García Márquez, Ana María Matute y J. K. Rowling, como es mi caso), pero confiar en ella en el ámbito de los negocios puede no parecer lo más práctico. Así que pensad, reflexionad sobre el futuro de cada empresa y confiad en profesionales de la comunicación para decidir qué valores vais a transmitir al mundo, qué proyectos, qué historias y qué ilusiones.
Y hablando de ilusiones y de visión del mundo, a título personal, estos días han transcurrido entre niños (los míos), cacerolas, libros, filosofía y televisión. Arrancaron acompañados por Merlí Bergeron, el profesor de filosofía de “Merlí” (TV3, Netflix) y han terminado con la comedia existencia sobre el más allá “The Good Place” (Netflix). Porque todos necesitamos un poco más de humanidad, de espíritu crítico, de bondad y de risas. Y porque cuando encuentras joyas como éstas, es casi un deber compartirlas.
Raquel: “Resurgir de las cenizas”
“Resurgir de las cenizas”, una frase muy típica de mi pueblo (Xàtiva) y que define muy bien la situación que vivimos en esta “nueva normalidad”. Lo que empezó como un parón breve del país se convirtió en una creciente crisis económica y social. Crisis, además, que nadie vio venir y nos pilló a todos desprevenidos. Por lo tanto, ¿cuál es la manera de resurgir de las cenizas ahora?
Barriendo hacia casa, la comunicación es la herramienta imprescindible para subsistir. Como habréis escuchado muchas veces, si una empresa no comunica no existe. Como dice mi compañera Nuria, si tan importante era mostrar una imagen solidaria y humana durante los meses de confinamiento, igual o más importante es anticiparse a la nueva normalidad y crear una estrategia de comunicación (externa e interna) válida para los tiempos que vienen. En definitiva, es momento de apostar por la comunicación, de no desaparecer y, repitiendo las palabras de mi compañera Celia, es momento de pensar en qué necesita el público y los propios trabajadores y ofrecérselo.
A nivel personal, esta cuarentena, más que resurgir de las cenizas, he aprendido a no vivir siempre ardiendo. He frenado, he salido de la rutina para pasar más tiempo conmigo misma y, por una vez, he dejado de sentir el agobio del día a día. El resumen de estos dos meses sería: películas, series, libros, deporte y celebraciones gastronómicas en pareja, un descanso muy productivo y sorprendentemente necesario.